Yo no voy a decir nada, pero...

Todo empezó tratando de recordar o entender de dónde viene la fiesta de Acción de Gracias. Si es una fiesta cultural, no-religiosa, imperialista, vacía o significativa. De ahí siguió a desde hace cuando lo celebramos en familia, continuó con si en Venezuela hay más o menos cocos que en México y termino con anecdotas que hemos vivido en Aeropuertos.

Mientras se discutían estos temas de importancia mundial comíamos, sentados a la mesa, pavo, arándano, chicharos, elotes, camotes, ravioles, y hasta pastel de calabaza: es la cena de Accíon de Gracias que se celebra cada tercer jueves de noviembre en la Union Americana desde hace cientos de años, y en casa de mi abuela desde hace unos 20 (según calculamos ayer).

¿De dónde?

Todo empezó como una cena que dieron mis abuelos y a la que sólo estuvieron invitados los tíos (gringos) de mi abuela (de herencia norteamericana). El año siguiente fue un poco más grande... luego más y más grande, hasta que un buen día hace aproximadamente 20 años, mi abuela preparó la comida para todos.

Debo de decir que al principio sonaba extraño. ¿Por qué yo, mexicano de nacimiento, convicción, formación, herencia y cultura, debería de celebrar el día de acción de gracias? Y así pasaron muchos años, con esa misma pregunta. Cada año la respuesta se iba formando y fortaleciendo con distintas razones: convivencia, unión familiar, costumbre o tradición, y un largo etcetera...

Sin embargo fue hasta hace raltivamente poco que mi abuela nos dio su verdadera motivación para hacer esto. Y es muy sencilla en realidad. A ella le entusiasma mucho que podamos compartir con ella parte de su herencia y de lo que ella vivió con su familia cuando era niña y aun vivía en el pais de las barras y las estrellas, antes de venir a radicar definitivamente a México.

Para mí es mucho más que esto. Para mi, y como lo dije anoche al iniciar la cena y después de dar gracias por todo lo que tenemos y lo poco que nos hace falta, es la única tradición y la única fecha en la que toda mi familia está realmente reunida al rededor de la mesa, comiendo todos juntos, compartiendo mucho más que unas deliciosas viandas.

Para mí es el día que tengo y que nadie me puede quitar, para estar con mi familia y compartir un momento en el que estamos agradecidos por estar juntos.

Yo no voy a decir nada, pero... el que no tenga nada de que dar gracias que tire la primera piedra.